La huella de Biri Biri, la más profunda
José Manuel García-Otero
Hace más de 17 años que conozco a Biri personalmente. Mucho antes lo había visto como futbolista. De chico me llamó la atención aquella piel negra y brillante como el petróleo, enfundada en una camiseta blanca, deslizarse tan rápida y ligera como una gacela y saltar tan alto como un leopardo. Corría y corría y dejaba a todos atrás, incluso a veces también dejaba metros atrás el balón. ¡Cómo corría aquel tipo! Biri Biri.
Pasaron los años y el futbolista marchó a Gambia, y allí siguió en contacto con su amado país de adopción: España. Sevilla. Sevilla Fútbol Club. Su tierra. Su gente. La vida que le hizo ser feliz, esa vida que siempre vuelve pese a que el paso de los años parece encenizar, pero no se consigue porque los tentáculos fornidos de su corazón se niegan a ser enterrada.
Confieso que yo no entendía muchas cosas de Biri Biri hasta el día que le conocí en persona. Entonces lo comprendí todo. Se me vinieron encima todas las razones que han llevado a Biri a ser el personaje que ha calado más hondo en el corazón de los sevillista
Porque Biri no fue un goleador de mil goles, ni un jugador cuya clase electrizaba al adversario, ni tan siquiera fue el atleta más demoledor que ha tenido el Sevilla. ¿Cuál era, entonces, su secreto? ¿Qué le ha llevado a ser el futbolista más recordado si no ha marcado más goles que Araújo, si no ha tenido la clase de Arza, si no ha tenido la fuerza y potencia de Campanal? Su mirada. Su sonrisa. Esos eran sus secretos. Su corazón.
Le conocí cuando yo era periodista estrella en Marca y fui a recogerle al aeropuerto. Era un frío invierno y la noche anterior había nevado copiosamente en Madrid. Las horas anteriores fueron tensas, pues nuestro hombre se encontraba retenido sin visado en la zona de sin papeles en el aeropuerto de Las Palmas. Tenía pasaporte pero ya no era futbolista y desde un tiempo a esta parte hacen falta más cosas para entrar en nuestro país. Nos movimos con urgencia en el periódico y Chencho Arias, otrora pez gordo de Exteriores, dio la orden oportuna y le hicieron papeles en la comisaria canaria. Biri aterrizó con su traje ligerísimo en Madrid y todo el frío de Madrid se le echó encima. Aterido, sonriente, le proporcionamos las prendas y el calor necesario. Se dejó llevar, confiado como un niño, esgrimiendo su pasado, su mirada, su corazón. Llegó a Sevilla, conoció a Maradona, le apretó a D10s la mano y se fundió con su gente, sus “biris”, sus niños que se hicieron grandes y expandieron su leyenda. Su Sevilla. Han pasado los años y Biri sigue más vivo que nunca en todos nosotros. Yo creo que no habrá nadie como él. Yo creo que nadie ha extendido un puente más largo y ancho entre Gambia y Sevilla. Yo creo que nadie como él, Biri, me cosquilleó tan dulce el alma.
3 comentarios. Comentar >>:
Sigue vivo y seguira vivo,por siempre,entre nosotros,y lo que está disfrutando...
yo tb creo que no habra nadie como Biri
Magnífico el post!!
Un abrazo!!
Biri- Biri fue un gran futbolista pero como persona era enorme su conección con el sevillismo fue absoluta. Representaba la esencia del sevillismo sobre el terreno de juego
Anoche lo definiste en su justa medida José Manuel.
El secreto de Biri, amen del espectáculo que era dentro del césped,fue siempre su ojos, su mirada, su sonrisa.
Fue emocionante compartir con Biri y con todos los amigos una noche como la de ayer.
Como siempre amigo, los pelos como escarpias con tu articulo...
Un fuerte abrazo
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