LA OPINION DE JOSE MANUEL GARCIA-OTERO. "NO ME GUSTA LO QUE ESTA DICIENDO ANTONIO ALVAREZ"

No me gusta lo que está diciendo Antonio Alvarez

José Manuel García-Otero.

No me gusta lo que está diciendo Antonio Alvarez; me gusta muy poco lo que dice antes de los partidos; pero sobre todo no me gusta lo que dice después. Porque coloca una alfombra llena de dudas sobre su capacidad como entrenador de un club con la grandeza del Sevilla.

El entrenador  del Sevilla, o de cualquier equipo, no puede sembrar de alambres la capacidad de sus futbolistas. “Tengo que hablar muy bien de la plantilla; es la mejor que tengo”. Los mensajes entre líneas, Antonio, son como minas anti-personas colocadas debajo del tresillo de tu casa. Son frases dinamiteras que terminarán estallando.

Estas palabras, después de una “exhibición” tan pobre (otra más), incendian las arenas de cualquier desierto. Porque el adversario del Sevilla, el Racing, estará dando coletazos la próxima Primavera para no dar con sus huesos en Segunda. Y el Racing, la noche del jueves, fue muy superior tácticamente al Sevilla. Y esto no es cosa de los jugadores: el entrenador es el responsable.

El campo nervionense parecía más largo y ancho que nunca. Las distancias entre líneas eran abismales. Entre Negredo y Zokora, además de la camiseta, no existía ninguna cohesión. Uno estaba en Cádiz, el otro en Córdoba. Se amplió más tras el uno-cero. El segundo tiempo, el partido se jugó en campo sevillista, con un equipo defendiendo y el otro atacando. El Sevilla se defendía porque no podía hacer otra cosa y el Racing, que llegó a Sevilla a defenderse, no tuvo más remedio que atacar. Marcó el gol del empate y se conformó. Parecía asustarse ante la visión. Se había imaginado una película distinta. El Racing pareció un equipo, el Sevilla no.

No me gusta que hable Alvarez de ansiedad. Ansiedad es la desembocadura de la incapacidad. Ansiedad en los jugadores porque se sienten incapaces de resolver una situación, de salir de un atolladero, de matar un partido que se presentaba fácil.

No me gusta que hable Alvarez de una evidencia: “El público pita porque no está conforme con muchas cosas”. La afición del Sevilla ve que se juega al pelotazo, que los jugadores van y vienen, no se dedican otra cosa que a ir tras el balón y huyen de él porque el balón les quema. La afición protesta porque los cambios siempre son los mismos: desde el minuto uno se sabía que Cigarini iba a ser el primero, y que luego vendrían Alfaro y, por supuesto, Negredo. Y en el campo seguía Zokora. Después de muchos partidos, no tengo ni idea de qué juega Zokora. El marfileño es un desastre táctico; no construye, pierde balones en zonas peligrosas y no solo no marca, sino que sus despistes siembran el desconcierto en la zona defensiva y generan situaciones de gol. Eso sí, corre una barbaridad. Como Fermín Cacho.

Por eso pita el público, Antonio Avarez. Porque el Sevilla ha perdido los tres partidos de Europa y sospecha que las soluciones prometidas no llegan. Y que nadie se engañe. El Sevilla todavía no se ha enfrentado a sus iguales en la Liga. Por eso, el sevillista quiere respuestas. De inmediato. Y no me gustan las palabras que está diciendo su entrenador. No son buenas respuestas.